En la ciudad de Dios, San Agustín describe
dos ciudades a base del amor: el amor a Dios hasta llegarse a despreciarnos da la
ciudad de Dios y la ciudad terrenal es la que sea crea con el amor propio,
hasta el punto de menospreciar a Dios.
En la primera, nos dice como todo es perfecto, porque es natural, y fue creada
por Dios para que fuese eterna; también, nos dice cómo es que solo existe el
bien, las buenas intenciones, y la justicia.
Por otra parte, la ciudad terrenal es la que creamos y la que conocemos en esta
vida, normalmente aquí somos sumamente corruptibles, y se empieza poniendo
nuestro interés propio por encima del bien común; San Agustín afirma que en
esta ciudad se definirá a dónde iremos después de morir: si a la vida eterna en
la ciudad terrenal, o la muerte eterna.
Menciona cómo es que en ambas ciudades existen las mismas virtudes (templanza,
fortaleza, justicia, prudencia), o al menos se asemejan, pero la diferencia es
que en la ciudad de Dios son completamente naturales, mientras que en la ciudad
terrenal se tiene que luchar por conseguirlas; la persona que lo logre hacer, o
que se acerque es una persona bienaventurada, y será digno de ir a la ciudad de
Dios después de su muerte.
Los hombres en la ciudad terrenal somos imperfectos; por lo que no podemos
tener una Ciudad de Dios en la tierra, así que el ideal es igualarlo lo más
posible para que de esta manera nos encaminemos a ser lo mejor.
Aquí es donde entra la política, ya que la necesitamos para alcanzar esta
cercanía; el mundo real es imperfecto y necesitamos a alguien que ponga leyes y
reglamentos, algo que en la ciudad de Dios no existe.
A mi parecer, lo que San Agustín quiere dar a entender, es que no somos perfectos, pero tenemos que basarnos en Dios y apoyarnos en él para intentar serlo; tenerlo como nuestro ideal, para que la tierra se vea lo más parecido a la Ciudad de Dios, pero para esto necesitamos leyes, y alguien que nos "controle".
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